sábado, 31 de mayo de 2014

Vacaciones al estilo emprendedor

Se acerca el verano -  aunque aquí en el Pirineo lo hace despacito -  y la prensa,  internet y el mundo que me rodea parece girar entorno a un tema: las vacaciones de verano. Fotos de playas, de piscinas, mujeres despampantes en tumbonas, palmeras, niños correteando por la arena... imagenes que nos bombardean estos días. Para nosotros por trabajar en el sector turístico, julio y agosto nunca fueron meses de  vacaciones, de hecho es cuando más trabajamos. Pero este año dentro de poco nos toca hacer un viaje así que estamos a la onda y en harmonía con nuestro entorno en este aspecto. Pero somos empresarios los dos y para más inri trabajamos juntos...
Normalmente si alguien trabaja por cuenta ajena, habla con su jefe, se organiza con sus compañeros, pide vacaciones o desde la empresa le dicen cuando le toca y el día señalado prepara su maleta y se marcha.  Con vacaciones pagadas. Siendo empresario el procedimiento es distinto. Primero, hay que olvidarse del concepto vacaciones pagadas. Porque estan pagadas eso sí... pero por tí. Si la cosa va bien, claro. Y si tienes trabajadores o algún socio que se haga cargo mientras tu no estás. Pero si alguien como nosotros forma parte de los 1.763.120 micropymes sin asalariados  (dato 2013 fuente www.ipyme.org) la cosa cambia. Porque si no tienes personas contratadas que pueden hacerse cargo de la empresa en tu ausencia añades al presupuesto del viaje otra partida: gastos de personal.
Primero: si las fechas no son obligatorias (por el cole de tu peque, por motivos familiares etc.) eliges una época cuando menos trabajo hay. Normalmente no con mucha antelación, porque nunca se sabe cuando puede llegar este encargo tan importante... Si son fechas obligatorias, y no te van bien, como es mi caso ahora, finales de junio en el sector turístico sacas tu mejor vena organizativa y empiezas con el rompecabezas. Vas solucionando temas y tareas previstas y dejas margen para los imprevistos (que siempre llegan).
Segundo: buscas sustituto... Si eres autónomo y no tienes socios o como es mi caso tu socio es tu pareja y lo normal es que viajéis juntos neceistas alguien que se haga cargo mientras estás fuera. Si eres traductor freelance por ejemplo obvia este punto, no coges encargos y punto (y por consecuencia no cobras tampoco...)  Pero si tienes obligaciones con tus clientes, proyectos en marcha o una tienda (aunque sea virtual) que atender, necesitas alguien de confianza que pueda sustituirte. En nuestro caso con varios proyectos específicos necesitamos perfiles muy concretos con idiomas, titulaciones de guías etc para que nuestro negocio no se vea perjudicado por nuestra ausencia.
Tercero: te preparas para los imprevistos. Según mi experiencia de estos últimos años cuando crees que es una epoca tranquila y podrás irte sin preocupaciones porque has dejado todo atado, las cosas suelen complicarse en un día al otro. Llega un pedido especial que requiere tu atención inmediata, llega un proyecto con una fecha de presentación muy ajustada que no quieres perder... Yo llevo mi oficina en mi portátil, así que mientras lo tenga a mano más o menos puedo solucionar todo.. Con Google Drive, Dropbox y mi ordenador tengo prácticamente todo y no necesito estar físicamente en mi oficina así que desde cualquier sitio puedo preparar un proyecto o revisar un pedido y arreglar alguna incidencia.
¿Suena caótico, verdad? Y lo es. Pero como todo tiene sus ventajas. La libertad de no depender de un jefe si me firma las vacaciones o no,  porque aunque haya condicionantes la decisión final es mía, puedo irme cuando quiera y si me surge un imprevisto que es la palabra clave de la vida empresarial puedo arreglarlo desde una playa lejana mientras mi hija corretea por ahí...

Si esta entrada te ha parecido interesante, suscríbete AQUÍ, para no perder las novedades del Diario de Una Empresaria.